Por Verona Demaestri
Llegó a este mundo el año en que reverdecía el país en democracia. Camila Mainetti nació el 16 de febrero de 1983 y su infancia se desplegó en Villa Elisa, la periferia no urbana de La Plata donde, entonces, las cuatros estaciones indicaban ciclos precisos, orientaban ritmos, sugerían estados.
“Quería ser presidenta, siempre tuve ganas de transformar las cosas”, así explica su licenciatura en Ciencia Política en la UBA. Lo cierto es que tenía pasta de líder y conducía equipos. Durante quince años (1995-2010) se destacó en su deporte de referencia, el Hockey. Jugó en Primera División en el Club Santa Bárbara y fue entrenadora de equipos menores y juveniles, y hasta coordinó entrenadorxs.
La danza quizás sea la síntesis de un fluir mutante de estos rasgos: el ritmo, las estaciones, la conducción, la disciplina, el juego, la curiosidad de otros mundos.
En 2001, junto a Teresa Aramburú, conoció la danza afro y entró de lleno. Fue bailarina intérprete del grupo Diame (2005-2010) y estudiante de danza y percusión del noroeste africano con Abdoulaye Badiane en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entonces, no solo se desconocía esas culturas de las cuales venimos como humanidad entera, sino que se confundía a África con un país.

